lunes, 7 de abril de 2014

Mandrágora - Mandragora autumnalis



     Aunque lleguemos tarde ya, no he querido rechazar la oportunidad que desde este blog se me ha ofrecido. Entrada ya la primavera os traigo la que para mí es una de las flores más emblemáticas del otoño en nuestro querido escarpe: Mandragora autumnalis Bertol., Elench. Pl. Viv. Horti Bonon. 6 (1820)

    Quizás por ese pecado generalizado de la naturaleza humana, querer siempre lo que no se tiene, os traigo hoy este “gigante” con una doble intención. Recordar lo que no se tiene por aquello que se pueda perder; nuestra riqueza paisajística y nuestros bellos rinconcitos que tenemos que proteger, conservar y disfrutar. Y por otro lado mi segunda intención es algo más personal, e incluso egoísta, recordar esos paseos eternos que me marcaba calcarenitas arriba, margas abajo, buscando en solitario esa planta, aquellas vistas, esa flor, ese momento, ese detalle…esa fotografía, estas fotografías.
Pero bueno centrémonos en lo importante, que es lo que esta maravillosa idea bloguera nos requiere. Es la mandrágora una ultra-conocida planta de nuestro entorno, rectifico, más bien el término, su denominación, su leyenda y su fama cinematográfica y esotérica es muy conocida, no tanto así esta Solanácea. Como la descripción técnica y taxonómica es fácil de localizar en internet (os dejo su referencia en la Flora ibérica: http://www.floraiberica.es/floraiberica/texto/pdfs/11_134_07_Mandragora.pdf) yo me centraré en describírosla de la forma más cercana posible, para así diferenciarla y disfrutar de ella.
     Es una herbácea en la que las hojas salen en roseta y quedan a ras del suelo, raramente se alza un tallo. Sus hojas tienen forma de lanza redondeada, son de un tono verde oscuro y aspecto coriáceo, su nervio central en ocasiones se vuelve púrpura y a veces tiene pelillos (pubescencias) sobre todo en el envés. Cuando florece aparecen varias flores en el centro de la planta, con unos largos peciolos. Son flores vistosas de tamaño considerable (unos 3,5 cm) y color que va del malva claro casi blanco al morado más intenso. Sus cinco pétalos están soldados en la base en la que, si te fijas un poco, se insertan los estambres. Su fruto se asemeja a un pequeño tomate o quizás más bien a una pequeña berenjena (porque conserva el cáliz que lo abraza de forma parecida a esta hortaliza). Es de un color anaranjado o rojizo, que cuando madura y seca torna a negro y huele bastante mal.
     Pero si tenemos que mencionar una parte de la planta a la que se le atribuya su mencionada fama ésta es su raíz. Antes de seguir os pediría que no comprobarais los siguientes datos ya que la intención de este blog es divulgativa y proteccionista, y no podemos esquilmar la escuálida población de Mandrágora de Carmona para saciar nuestra “erudita” curiosidad. Dicho esto fiaros de mí, o mejor de los libros; según éstos la Mandrágora posee una raíz ramificada que comúnmente se divide en dos haces principales. En contadas ocasiones tiene forma antropomórfica hecho que, junto a su riqueza en alcaloides, le ha dado esta truculenta fama de planta de las brujas.
     En definitiva una hermosa planta con historia que, como ya dije, merece la pena buscar, disfrutar y proteger. Un diamante más de nuestro escarpe, uno más de los que este fantástico blog nos descubre e irá descubriéndonos. Gracias Enrique por la idea y a todos los “posteadores” por compartir vuestra mirada.

Jesús Fernández Gómez
Biólogo
Profesor
...maestro para mis alumnos

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